En 1950, por el natalicio de José Martí, Carteles publica esta portada que revela el sentir y el malestar político de aquel momento.
Frente a una multitud que levanta pancartas y proclamas de los futuros alcaldes y demás dirigentes del pueblo, la República, sentada, mira con pena el supuesto regocijo popular. En sus manos sostiene un libro con el nombre de José Martí, símbolo de los principios e ideales republicanos que Martí aspiraba construir para los cubanos.
La República, con todos y para el bien de todos, aún espera su concreción, y la fecha que se supone una fiesta (el nacimiento de José Martí) se convierte en una triste recordación del fracaso de un proyecto.
